En un rincón olvidado de Texas se acumuló, por más de una década, una colección de Ferraris cuyo destino aún es un misterio. Todo comenzó en 2011, cuando un abogado estadounidense, apasionado por los superdeportivos italianos, decidió resguardar 13 de sus autos tras recibir un diagnóstico médico devastador.
Entre los modelos se encontraban un Testarossa, un 308 Quattrovalvole y varios 348. El coleccionista encargó a un conocido el almacenamiento de los vehículos, pero nunca volvió por ellos. Ante la falta de comunicación, el encargado del estacionamiento donde se resguardaron los Ferraris trasladó los autos a un campo remoto. Aunque la familia del abogado logró recuperar nueve ejemplares años después, cuatro permanecen desaparecidos, según información de Silodrome.
Ferraris abandonados alrededor del mundo
Otro caso insólito es el Ferrari F40 de Ion Tiriac, extenista y magnate rumano, quien abandonó este superdeportivo en un estacionamiento de Múnich por diez años. Valorado en 700,000 dólares, el auto acumuló polvo y problemas mecánicos hasta que Tiriac lo recuperó. Esta anécdota demuestra cómo incluso los autos más icónicos pueden ser relegados al olvido.
La historia de este auto olvidado no es única. En Dubái, miles de autos de lujo quedan abandonados cada año. En los Emiratos, las leyes contra la bancarrota son implacables, lo que lleva a muchas personas endeudadas a huir del país y dejar atrás sus bienes. Los superdeportivos, cubiertos de polvo en estacionamientos o calles, son un testimonio del lujo desechado. Aunque algunos terminan en subastas públicas, otros permanecen en el olvido.
Otro ejemplo de superdeportivos abandonados lo encontramos en Medio Oriente donde Bachar al-Ásad, expresidente de la República Árabe de Siria, abandonó una flotilla completa de autos donde había ejemplares de Ferrari F40, Lamborghini Diablo, Aston Martin DBS y Mercedes-Benz SL 65 AMG Black Series. Esta colección, símbolo del poder, terminó como reliquia sin dueño tras el cambio de regímenes.
El reto de restaurar un auto superdeportivo
En Texas, Múnich o Dubái estas historias muestran que incluso las joyas más deseadas pueden quedar en el olvido. El misterio de los Ferraris desaparecidos en Texas sigue sin resolverse. Mientras tanto, los autos que se recuperaron se restauraron para encontrar nuevos propietarios, iniciando un nuevo capítulo en sus vidas.
Una tarea nada sencilla ya que al ser modelos especiales el costo de las refacciones y mano de obra se eleva exponencialmente. Por ejemplo, si quisieras los faros de un Bugatti Chirón te costarán lo mismo que un Porsche 911. En algunos países como México este tipo de vehículos deben pasar una revisión de originalidad para obtener placas que les permitan circular, por lo que los coleccionistas deben poner aún más empeño en la restauración de estas pizas.
Foto portada | Silodrome
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