BYD, uno de los principales fabricantes de vehículos eléctricos en China, firmó un acuerdo estratégico con OPPO, la reconocida empresa de teléfonos inteligentes, reporta South China Morning Post.
La colaboración tiene como objetivo llevar la conectividad entre dispositivos móviles y vehículos a un nuevo nivel para permitir que los smartphones de OPPO se integren directamente con los autos eléctricos de BYD, explican las compañías.
El acuerdo entre ambas compañías se enfoca en crear un sistema de "Conectividad Teléfono-Automóvil", que permitirá a los usuarios desbloquear y controlar funciones de su vehículo desde su celular OPPO. Este sistema estará disponible inicialmente para el modelo DENZA Z9 GT de BYD y la serie de smartphones OPPO Find X8, según información de Pandaily.
Sobre las funciones, según demostraciones, incluirá la duplicación de aplicaciones, comandos de voz, modos de privacidad y transferencia de rutas de navegación de manera fluida entre teléfono y vehículo. Una función que promete hacer la tecnología de conducción más accesible y fácil de usar.
Este movimiento de OPPO refleja una tendencia creciente en la industria tecnológica, donde las grandes empresas de teléfonos inteligentes están explorando nuevas oportunidades dentro del sector automotriz.
OPPO quiere replicar una estrategia que Xiaomi y Huawei hicieron antes
Si bien Xiaomi fue pionero al desarrollar su propio coche eléctrico, el SU7, muchos otros fabricantes de tecnología móvil, como Huawei, eligen asociarse con fabricantes de automóviles. Estas alianzas permiten aprovechar el conocimiento y la infraestructura existente de las marcas, evitando las multimillonarias inversiones que conlleva el desarrollo de vehículos desde cero.
A medida que estas alianzas avanzan, es probable que se vea mayor integración de tecnologías similares en otros modelos y dispositivos. Por el momento las marcas de origen chino lideran esta transformación, algo que seguramente pondrá a la defensiva a Estados Unidos.
Apenas en septiembre de 2024 el país norteamericano, a través del Departamento de Comercio, propuso exigir que todos los fabricantes de vehículos conectados que dejen de usar cámaras, radares, pantallas, además de tecnología de geolocalización y manejo autónomo que provengan de China y países enemigos como Rusia.
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