El día de ayer, Microsoft presentaba varias mejoras para la primera actualización de Windows 8.1, y vaya que han escuchado a los consumidores, sin embargo, de acuerdo a las últimas estadísticas del sitio StatCounter, el sistema operativo no tiene un camino fácil.
A pesar de la enorme modernización que Microsoft ha hecho con Windows 8, los usuarios aún siguen prefiriendo a Windows 7 y, con todo y el término de soporte, varios están anclados a Windows XP.
Las estadísticas del mes de marzo de este año nos muestran como Windows 7 tiene más del 50% del mercado de los sistemas operativos de escritorio en el mundo, seguido ya muy de lejos por Windows XP con un 18.6%. Detrás de ellos se encuentra Mac OS X con una adopción del 8.6%.
Ahora, habiendo visto el panorama general y a los tres sistemas principales, nos encontramos con la última apuesta de Microsoft, en donde Windows 8 tiene un 7.8% y Windows 8.1 con un deplorable 4.5%, y ojo, porque está casi a la par del peor Windows en muchos años, Vista, el cual tiene un 3.7% de la cuota.
Hay una frase muy usada en inglés que dice "If it ain't broke, don't fix it", que se traduce como "Si no está roto, no lo arregles", y es algo que los de Redmond han tenido que aprender a la mala con la lenta adopción de Windows 8 y la regresión de características en el sistema operativo. Lamentablemente, Microsoft aprende de forma flemática.
En la actualización anunciada veíamos como se tiene planeada la posibilidad de ejecutar aplicaciones Modern UI en el escritorio y la movilización del botón de apagado, dejando ver que a la mayoría de los usuarios no les ha agradado para nada los cambios radicales que Microsoft hizo con Windows 8. Todo bien hasta ahí, pero el regreso del botón de inicio no se hará hasta la siguiente actualización, e incluso podría ser hasta Windows 9, algo ya tarde e innecesario a esas alturas.
Personalmente, Windows 8 es un buen sistema operativo móvil, sin embargo, el gran problema fue adaptarlo casi a la fuerza para que también estuviera presente en la sobremesa.
El punto es: Windows 8 debió de ser desde el principio como esta última actualización anunciada; los cambios radicales casi nunca son buenos, y sobre todo cuando el paradigma manejado lleva más de siete años vigente. Estas actualizaciones graduales debieron ser en orden inverso para lograr una mejor homogeneización y adopción de este sistema.
Vía | TechChrunch
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