Windows 10 es la noticia del momento, y no es para menos, ya que el sistema operativo de Microsoft parece finalmente haber alcanzado la madurez que muchos esperaban en Windows 8, por lo que se ha convertido en todo un fenómeno.
La mayoría de las críticas son buenas, y su rendimiento promete, sin embargo, no todo es tan perfecto, ya que hay algunas partes que están siendo obviadas por la mayoría de los usuarios instalando esta nueva versión.
La pesadilla de los TyC
Sabemos perfectamente que uno de los puntos que más pasa desapercibido en el software son esas pequeñas letras que nos indican lo que podemos y no hacer con el mismo, así como a las cosas a las que nos sometemos al usarlo.
En términos llanos, nadie lee los términos y condiciones de uso, ya sea por falta de tiempo o interés, y antes no era tan malo, hasta que las empresas comenzaron a sacar provecho de esto y hacían que el usuario aceptara a muchas cosas sin saberlo.
La postura de Microsoft
Si bien lo anterior es cierto, Microsoft se ha puesto en un término medio con Windows 10, donde juega tanto el papel de villano como de héroe. Cuando nosotros instalamos la actualización, un panel de opciones se nos es presentado para elegir la configuración del sistema: Exprés o personalizada, tal como pasaba con Windows 8.
La mayoría de la gente asumirá que exprés es lo indicado, porque "que flojera revisar esas letritas" y pues es más rápido, sin embargo, aquí es donde Microsoft pone la soga y nosotros el cuello, ya que si elegimos esta, nos encontraremos con que estamos compartiendo toda nuestra información con la compañía.
De acuerdo con una parte de los términos de uso, Microsoft dice lo siguiente:
Nosotros accederemos, revelaremos y preservaremos información personal, incluyendo tu contenido (como el de tus correos, otras comunicaciones privadas o archivos en carpetas privadas), cuando tengamos la certeza de que hacerlo es necesario.
Lo anterior se traduce (según mi interpretación) en que si alguna autoridad tiene sospechas y pruebas de que están participando en alguna actividad ilícita, ilegal, etc., ellos pedirán tu información a Microsoft y estos accederán a ella sin el mayor problema.
La solución
Si no somos criminales y no tenemos nada que ocultar, bueno, no hay razón para alarmarse, y si lo somos... bueno, eso es punto y aparte. Pero en caso de que no queramos concederle este poder a los de Redmond, la mejor opción es elegir el tipo de instalación personalizada, y leer y desactivar las casillas con las que no estemos de acuerdo.
En caso de que hayamos sido poco precavidos y seleccionamos el tipo de instalación exprés, podemos cambiar la configuración ya con el sistema instalado, yendo a "Configuración" y entrar a "Privacidad", donde podremos revisar 13 pantallas con la información que compartimos y queremos dejar de hacerlo.
Ver 6 comentarios