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Microsoft Edge ni vence ni convence, pero se plantean cambios radicales para competir con Firefox y Chrome

Da igual que una de cada tres personas que usan un ordenador lo hagan con Windows 10: su navegador por defecto, Microsoft Edge, apenas tiene relevancia para los usuarios de ordenadores de sobremesa y portátiles: incluso Internet Explorer tiene más cuota de mercado gracias en parte a quienes siguen haciendo uso de Windows 7 y otras versiones anteriores del sistema operativo de Microsoft.

En Microsoft parecen estar hartos de la situación. Microsoft Edge está ante el precipicio, pero en Redmond parecen estar ya planteando un cambio radical en el navegador, que abandonaría el motor EdgeHTML que lo caracterizaba para dar el salto nada menos que a Chromium, el desarrollo en el que se basa el navegador Google Chrome. Ya se sabe: si no puedes con tu enemigo...

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Una historia de irrelevancia

Cuando Microsoft lanzó Windows 10 en julio de 2015 presentó diversas novedades, pero una de las más destacadas en aquellos anuncios oficiales era la presencia de su navegador Microsoft Edge, que quería dejar atrás la era Internet Explorer y tratar así de conquistar este segmento con una aproximación mucho más cercana a la que les había dado tanto éxito a Firefox y Chrome.

No ha sido suficiente que Microsoft critique a Google Chrome por su glotonería y presuma de los ahorros de batería que proporciona a los usuarios de portátiles y convertibles, o que hayamos comprobado que en muchos escenarios su gestión de memoria o su rendimiento estén al nivel de sus competidores. No hay mucha gente que use Edge, y parece haber forma de solucionarlo con el desarrollo actual.

De hecho hace bastante tiempo que las cosas no se mueven en el terreno de los navegadores, y si lo hacen es para consolidar tendencias que ya se asentaron años atrás. Chrome está intratable: sigue ganando terreno lenta pero inexorablemente a sus competidores, y ni siquiera Firefox ha logrado atajar esa sangría de puntos de cuota de mercado con la salida de su versión Firefox Quantum.

Lo vemos mes tras mes tanto en los datos de NetMarketShare como de StatCounter GlobalStats, los dos servicios que monitorizan esa evolución en la cuota de navegadores y sistemas operativos de escritorio y móviles y que con algunas diferencias pintan el mismo escenario: Chrome domina cada vez más mientras el resto bastante tiene con intentar no perder más de lo que ya ha perdido.

¿Para qué reinventar la rueda?

En el terreno de los navegadores el pescado parece estar vendido, pero según Windows Central la intención de Microsoft es la de abandonar el motor EdgeHTML que potenciaba su navegador y dar el salto a Chromium, el desarrollo Open Source que es pilar fundamental de Chrome pero también de otros navegadores como Brave o el navegador Opera que también hizo esa misma transición hace años.

Esa decisión, como apuntaban nuestros compañeros de Genbeta, podría tener mucho sentido si realmente se confirma. El proyecto "Anaheim" que parece representar este esfuerzo haría que contásemos con un nuevo navegador de Microsoft a mediados de 2019, que quizás mantendría el nombre de Microsoft Edge aun cambiando de base tecnológica.

Con ese cambio Microsoft al menos podría dejar de dedicar (tantos) recursos a un desarrollo que tres años después de aparecer sigue sin cuajar en el mercado, y centrarse así en un desarrollo que probablemente requeriría poco esfuerzo de adaptación.

De hecho para Microsoft eso supondría resolver una de las grandes carencias de Edge: el soporte de extensiones, una de las características más valoradas por los usuarios y que llegaría de forma implícita a ese renovado desarrollo como ya lo hizo por ejemplo en el citado caso de Opera.

¿Aunque la mona se vista de Chromium, mona se queda?

De confirmarse el rumor en unos meses veremos ese nuevo navegador basado en Chromium, pero la pregunta es, claro, si eso le servirá de algo a Microsoft.

Aquí el escepticismo es notable: el segmento de los navegadores lleva tiempo sin que haya cambios relevantes, y eso que ha habido mucho movimiento en este sentido. La aparición de navegadores preocupados por nuestra privacidad no parece haber afectado la relevancia de Chrome, y ni siquiera con Firefox Quantum y sus posteriores versiones el navegador de Mozilla logró recuperar terreno. Lo siguió perdiendo, de hecho.

Desarrollos destacables como Vivaldi, Brave, o variantes móviles como Firefox Focus que siguen mostrando sus virtudes día tras día sin que los usuarios presten atención, y ni siquiera grandes protagonistas como Opera o Firefox parecen plantear verdera batalla a Chrome. Safari tiene una cuota respetable en escritorio teniendo en cuenta que solo está disponible en macOS, pero aún así sigue también muy lejos de Chrome.

Internet Explorer es el navegador inmortal: ni Microsoft puede matarlo

Resulta especialmente irónico que como decíamos al principio Internet Explorer supere en cuota a Microsoft Edge: aquí los usuarios de versiones de Windows anteriores a Windows 10 siguen aprovechando un navegador que solo sigue recibiendo actualizaciones con su última versión, IE11: todas las anteriores "han muerto" para Microsoft, pero aún así siguen usándose por la involuntaria longevidad de sistemas operativos como Windows XP. Como alguien dijo en Medium, Internet Explorer es el navegador inmortal: ni Microsoft puede matarlo.

Ese futuro navegador basado en Chromium podría facilitar sensiblemente las cosas para Microsoft, pero a estas alturas parece difícil que la situación cambie de forma radical en un segmento en el que todo está muy asentado y en el que hay mucho apego de los usuarios a su navegador "de toda la vida". Convencerlos de usar otro es realmente complejo, pero veremos si los rumores se cumplen y con qué argumentos nos quiere tentar la empresa de Redmond.

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