En esto de las políticas de privacidad, las empresas de la Web 2.0 parece que no lo tienen muy claro, pues según yo estas políticas intentarían verdaderamente proteger la privacidad del usuario y no exponerlo y “venderlo” al mejor postor, así ese mejor postor sea un socio de negocios. Puede que me equivoque, pero a partir del próximo 16 de enero entra en vigor la nueva política de privacidad de Instagram que en castellano viene a decir más o menos lo siguiente:
“Estás de acuerdo en que un comercio o cualquier otra entidad pueda pagarnos por emplear tu alias, tus gustos, tus fotos (con cualquier asociación de metadatos), y/o cualquier cosa que hagas, para contenidos de pagos esponsorizados o promociones, sin ninguna compensación para ti”
Si no estás de acuerdo, tu cuenta de Instagram se cerrará, y si estás de acuerdo, pues eso, podrán hacer uso de toda tu información sin que veas un quinto por ello. Creo que eso es pasarse por mucho.
Por otro lado, los usuarios aún pueden escoger quién mira sus fotos, y si las comparten o no en su cuenta de Facebook.
Para muchos esto sería como anticipar la “muerte” de Instagram, ya que por supuesto, muchos no estarán contentos de que tanta de su información sea compartida, e incluso pueda utilizarse encubiertamente como publicidad. Somos 100 millones de personas quienes usamos esta app. Yo me pregunto, después de estos cambios ¿cuántos de esos 100 millones quedarán? ¿Será que realmente nos importa lo que se hace con nuestra información?
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