Gente bonita y bien, autos último modelo, fotos de calidad, vida buena, seguridad, transporte privado. Esto es lo que primero que percibirás cuando visitas las páginas de Uber y Cabify, dos de los servicios de transportación individual de nueva generación que buscan desplazar al tradicional taxi, el cual no pasa por sus mejores momentos en ciudades con violencia.
Pero los taxistas tradicionales no permitirán ser desplazados. Muchos taxistas organizados e individuales han comenzado a incorporar tecnología para brindar mejor servicio y mayor seguridad a sus clientes. De aquí que a esta batalla entre dos modelos de servicio de transporte individual todavía le queda mucha historia.
Algunas cifras del delito en taxis
Como cualquier otro medio de transporte público, el taxi también tiene sus riesgos. El que existan pocos o muchos riesgos en taxis depende de infinidad factores; la cultura cívica de una ciudad, la regulación, la cultura de manejo, infraestructura vial, la autoridad local y de los chóferes de los taxis, principalmente. Es por ello que la cifra de delitos varía enormemente en las ciudades mexicanas.
Y como este tipo de datos son escasos y además complicado de obtener acudamos a los de la Ciudad de México, un caso ciertamente que no puede considerarse típico en el país pero que ayudan a ilustrar un poco la realidad imperante en el resto de las ciudades mexicanas.
En la Ciudad de México la autoridad responsable del servicio de taxi es la Secretaría de Transportes y Vialidad (SETRAVI). Según esta agencia gubernamental, diariamente los 100 mil taxis existentes en la ciudad atienden la enorme cantidad de 1.1 millones de viajes.
De estos 100 mil taxis únicamente el 10% son automóviles de sitio, lo que implica que 90 mil están circulando continuamente para levantar pasaje. Es sabido que los taxis de sitio son más seguros por diversas razones que los circulantes, implicando que el riesgo de asalto o robo al usuario se incrementa por este hecho.
La Procuraduría General de Justicia (PGJ) del Gobierno del Distrito Federal publicó en su Informe Estadístico Delictivo en el Distrito Federal, que durante 2013 se denunciaron 358 robos con violencia a pasajeros a bordo de taxi. En otras palabras uno diario. Esto significa que, si eres usuario de taxi en Ciudad de México, existe 1a posibilidad en 1.1 millones de que seas víctima de un robo con violencia.
Por otra parte, la organización civil Presencia Ciudadana Mexicana A.C. realizó una encuesta en la que se obtuvo como uno de sus resultados que un 14% de los pasajeros prefieren el servicio de taxi por su comodidad y rapidez, mientras el metro tiene un 41% de preferencia. El 31% no utiliza el taxi por inseguro.
Además de los datos duros existen otras realidades que le crean mala imagen al servicio de taxi tradicional. En el norte de México y durante la época de alta violencia por el crimen organizado, los taxistas jugaron un rol importante al convertirse en “halcones” o informantes. En la Ciudad de México existen los taxis piratas. Muchos de ellos miembros del grupo “Los Panteras” conformado por alrededor de tres mil taxistas. En cada ciudad mexicana existen casos similares, en sus respectivas proporciones.
Taxi tradicional vs “nuevo taxi”
Un mes atrás escribí el artículo “Uber en México; la competencia a taxistas mexicanos ha llegado”. En él comenté sobre el nuevo modelo del servicio de transporte individual que está tiendo un enorme impacto en Europa y EE.UU. en la movilidad de las personas. No le llamemos “taxi” pues siendo ortodoxos no lo es toda vez que no cumple con las regulaciones existentes para dar dicho servicio y que por lo mismo ha generado controversias legales.
Señalé como con Uber, y otras empresas similares como Cabify, cualquiera que cumpla en su persona y con su auto con los requerimientos de dicha compañía puede brindar el servicio de transporte privado. Incluso los mismos taxistas tradicionales pueden sumarse a este modelo de servicio si lo deciden, aunque no queda claro si el servicio lo pueden brindar con sus autos teniendo la imagen de taxi.
Quienes trabajan para Uber y Cabify no necesitan tener una licencia de transporte de personas, y pagar por ella, como sí lo deben tener los taxistas. Tampoco deben pintar sus unidades como sí lo deben hacer los taxistas. De aquí que es fácil cuestionarse si existe alguna diferencia entre estos autos con los taxis piratas.
Una de las características centrales en la promoción de estas empresas es la seguridad, aprovechándose precisamente de la mala imagen de los taxistas. El mensaje es claro; nuestro servicio es más seguro al del taxi tradicional. Y los números por ahora los respaldan, al menos en Ciudad de México. Otra característica muy promovida del servicio es el confort del vehículo. No cualquier modelo o tipo puede proveerlo, tal como se lo pide el gobierno a los taxistas tradicionales.
¿Contraataque de los taxis tradicionales?
A sabiendas que la inseguridad es un tema que tanto taxistas y gobiernos deben atender, dos años atrás se creó el servicio Taxiaviso el cual se apoya en la tecnología, ciudadanos y gobierno para brindar seguridad y ayudar al ciudadano a distinguir los taxis buenos de los malos.
Por ahora sólo en funcionamiento en Ciudad de México, Taxiaviso verifica en bases de datos oficiales si la placa del taxi que se abordará verdaderamente corresponde a un taxi oficial. Igualmente sirve para notificar a familiares o amigos por medio de redes sociales o email cuando se aborda un taxi. La app manda información de la ubicación donde se abordó. Taxiaviso ofrece más beneficios y está disponible para iPhone y smartphones con Android.
El gremio de los taxistas es un gremio complejo y desorganizado toda vez que no se trata de una compañía con un mando vertical y una estructura administrativa definida. Es un servicio mayormente conformado por conductor-taxi, aunque hay personas físicas que tienen un buen número de licencias. Es por ello que el nivel de profesionalización de los taxistas es muy limitado. Esto indica que requieren apoyo y orientación para ser frente a las amenazas que tienen frente así.
Afortunadamente para ellos empresas tecnológicas han creado aplicaciones que les permiten brindar un mejor y más rápido servicio a sus clientes. Algunas de estas empresas son Yaxi, Taxibeat, Easy Taxi. Estas cobran una comisión a los taxistas suscritos a su modelo y les proporcionan el equipo (smartphones).
Pero estas herramientas tecnológicas no son suficientes para mejorar la calidad del servicio del taxi tradicional. Entre otras cosas es necesario la buena actitud de los choferes y unidades en mejor estado. Alcanzar esto requiere de inversiones y tiempo que muchas veces no lo tienen, deteriorándose por lo tanto el servicio brindado.
Concluyendo
El viernes que iba rumbo al aeropuerto le pregunté al taxista de sitio si conocía de Uber o Cabify. Me respondió que no. Le pregunté si sabía de las apps existentes que les ayudaría a brindar un mejor servicio utilizando sus smartphones. Me dijo que sí pero no me supo decir el nombre de la empresa. Incluso afirmó que la semana entrante recibirán los equipos y la capacitación respectiva para usarlos.
De inmediato le dije que me alegraba de ello pues si no “hacen algo” perderán cuotas de mercado en el servicio de transporte público. Más si Uber, Cabify y Cía. comenzaban a tomar vuelo. Me respondió que efectivamente deben “moverse”. Sin embargo no lo noté muy seguro de la ruta que debían tomar para seguir siendo relevantes. Además la tecnología no lo es todo.
Por ello espero que nuevas iniciativas (sean tecnológicas o no) sigan llegando a su entorno para que les ayuden ser mejores. Al fin de cuentas a todos nos conviene que así sea.
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