Periscope y legalidad en México; no matemos al mensajero, ni al mensaje

Desde hace algunos meses el Director General de Administración Delegacional de la Delegación Miguel Hidalgo (CDMX) y que equivocadamente le llaman “City Manager”, Arne Aus Den Ruthen, ha venido utilizando Periscope para “ventanear” en vivo y en directo a quienes violan leyes y reglamentos locales relativos a la vía pública.

Luego de varios casos hechos famosos a través de Twitter (como #LordMeLaPelas) y de la entrada al debate de la Comisión de los Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), el tema ha tomado relevancia y ocupado buenos espacios en los medios tradicionales. Las opiniones están divididas; los “pensantes” dicen que el uso del Periscope es ilegal y peligroso para la democracia por no estar regulado, mientras que la “raza de sol” alienta a Arne a continuar haciéndolo pues es uno de los pocos medios efectivos para hacer cumplir la ley. ¿Quién tiene la razón? y lo más importante ¿cómo reducimos los índices de impunidad entre ciudadanos que también es altísimo?.

El contexto

La primavera árabe de 2011 no puede entenderse sin las redes sociales. Fueron estas las que catapultaron un movimiento de libertades ampliamente anhelado en países como Egipto, Libia, Siria y Túnez. Que hoy están quizás peor que antes es otra historia, pero al menos se dieron la oportunidad de cambiar el statu quo con tales herramientas. Y conste que en ese año Periscope no existía (inició en febrero 2014).

Sin redes sociales, difícil una primavera árabe. Foto: Jaime Villasana Dávila. Washington DC, 2011.

De entonces a la fecha miles de artículos se han escrito sobre la capacidad de las redes sociales de transformar realidades (para bien y para mal) y de colocar en el debate temas que de otro modo no hubieran logrado un lugar en la atención pública. Y eso es precisamente lo que está pasando con Arne y Periscope; están poniendo a debate no la legalidad del uso de Periscope (es claro que hay que regularlo) sino la urgente necesidad de que las autoridades apliquen mecanismos novedosos para hacer cumplir la ley, porque hasta ahora hemos fracasado en hacerlo y esto es un principio en cualquier democracia.

El contexto indica que el principal problema de México, o uno de los tres primeros, es la impunidad. Y ésta no solo es aplicable a políticos o servidores públicos. También nos aplica a los ciudadanos. ¿Qué primero deben respetar la ley quienes ejercen cargo público? No, todos debemos respetarla ¿qué las penas quizá deban ser diferenciadas? Seguramente, no es lo mismo que un servidor público robe recursos públicos que lo haga un privado.

La Teoría de las Ventanas Rotas indica, en términos generales, que en aquellas zonas donde hay suciedad y están descuidadas el índice delictivo será mayor. Y no necesariamente tienen que ser delitos como asesinatos o violaciones. El tirar basura en la calle es también un delito, como lo es estacionarse en doble fila. Quienes vivimos en Ciudad de México u otra ciudad con tráfico comprobamos cotidianamente que ahí donde se estaciona un carro en doble fila habrá muchas más posibilidades que llegue otro y otro más a también estacionarse en doble fila, pues no habrá castigo. Si lo hay, esas faltas tenderán a bajar.

En México las calles de las ciudades con alto tráfico vehicular y peatonal son en su mayoría junglas. La ley del más fuerte y más gandalla impera. Desde comercios ambulantes sin permisos y hasta ciudadanos que ponen botes frente a su casa para separar lugar de estacionamiento. Cuando para ambas actividades (y casi todas) se debe solicitar y pagar ante la autoridad un permiso por ello.

En resumen, el contexto mexicano es de una mayoría de gandallas y los hay en todas las clases sociales y de todas profesiones. Tampoco es un asunto de falta de educación. Es un asunto de aplicación de la ley, porque hasta los animales entienden cuando no deben hacer algo que es indebido.

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Los que critican

Si en un principio la práctica de Arne (conocida en twitter como #VecinoGandalla aunque también ventanea a #GobiernoGandalla o #FuncionarioGandalla) iba venciendo en la opinión pública debido al apoyo brindado por los ciudadanos que siguen sus transmisiones en vivo y que son miles, hoy en día parece que a través de los periódicos y otros medios se gesta un contraataque. En ellos se han escrito ya múltiples columnas que en su mayoría condenan la práctica aún y cuando, dicen, pudiera ser buena en el fondo.

En efecto, analistas y organismos especializados han expresado que su uso pudiera ser una falta a los derechos humanos. En días atrás la misma Comisión de los Derechos Humanos del Distritito Federal (CDHDF) señaló que abrió varios expedientes para analizar casos de ciudadanos que se sienten perjudicados en sus derechos humanos por Periscope y Arne. También públicamente ha señalado que tal práctica no puede llevarse a cabo pues no está regulado por la ley.

Días atrás el periódico Milenio publicó en su página web un espacio titulado “¿En las redes sociales; justicia o escarnio?” en el cual cuatro especialistas escriben al respecto. Dos de los cuatro analistas condenan a Arne pero tres de los cuatro coinciden en la necesidad de regular el uso de Periscope, y otras herramientas digitales, para aplicar la corrección de una falta pública determinada.

Por su parte Leopoldo Gómez, columnista de Milenio y ejecutivo de Televisa, señala que “la autoridad solo la da la ley y su debido cumplimiento; la da el ejercicio sobrio y racional del poder. Jamás el espectáculo y el escándalo”, en una clara critica al uso de Periscope. Supongo quiere que la ley se aplique de manera sombría y sin tanto ruido, como si en EE.UU o Europa lo fuese así cuando claramente no lo es. La violación de la ley es casi una invitación a generar un escándalo, aunque hoy en día ya no lo es tanto en México pues ya no nos sorprende. Y esto es mucho peor.

En otro amplio artículo (de hecho mini-ensayo) José Soto Galindo detalla bajo un enfoque jurídico las violaciones que hace Arne con el uso del Periscope. Soto dice en su conclusión “Las actividades del city manager (les recuerdo que NO es City Manager, pero éste es otro tema) de la Delegación Miguel Hidalgo para una suerte de transparencia invertida deben verse como una afrenta al derecho de autodeterminación informativa” y añade “la sanción de exhibición pública que impone Ruthen es desproporcionada y no cuenta con fundamentos normativos. Es autoritaria y, como tal, debe ser expuesta justamente…”.

No sólo contra #VecinosGandallas, también contra #FuncionariosGandallas.

Hay artículos que describen un análisis jurídico muy completo. El de Soto es uno de ellos. Pero cuando la legalidad del país se cae a pedazos y la impunidad es el rey, vale la pena también considerar que se incluya el remedio o alternativa de solución a lo que se está condenando o analizando. En otras palabras, añadir el cómo sí, pues de lo contrario pareciera que se desea que todo siga igual. Seguro que Soto no quiso llegar hasta este punto de las soluciones jurídicas pero su artículo hubiera estado mucho más completo y, al menos a mí, me hubiera dejado otra impresión.

Pero no todos se han manifestado en contra de las acciones de Arne con Periscope. Su ex partido el PAN se expresó a favor de su uso. El PRI y PRD no se han pronunciado al respecto. Además días atrás la titular de la CDHDF y la titular de la Delegación Miguel Hidalgo (Jefa de Arne) acordaron trabajar para tratar de encontrar una solución al tema.

¿Entonces qué hacemos?

Quienes hemos sido funcionarios públicos en algún momento experimentamos frustración por no poder aplicar la ley debido a lagunas jurídicas. Cuando trabajé a finales de los 90s en el gobierno municipal de Saltillo (mi ciudad de origen), enfrentamos el caso de un empresario de espectaculares que un día comenzó a colgar publicidad en la parte trasera de los grandes anuncios de tránsito ubicados en medio de bulevares.

Obvio no pagaba por uso de infraestructura pública. Debido a una laguna jurídica el gobierno municipal no pudo retirar tales anuncios por un buen tiempo a pesar de que era una clara violación al reglamento de anuncios. El caso tuvo mucha publicidad en medios y nadie reclamó que se violasen los derechos humanos del infractor por aparecer su cara en la prensa. Luego de ciertos ajustes legales, ni él ni otros más del ramo pudieron ni se atrevieron a hacer lo mismo. El mensaje se había mandado, pero tarde. De haber existido entonces las redes sociales seguro la condena social hubiera sido mayor, obligando al infractor a dejar de violar la ley a los pocos días y no meses después.

Pues bien, situaciones similares, como las que difunde Arne por Periscope y otras más aberrantes son a las que se enfrentan los gobiernos locales todos los días y en muchos de ellos no pueden aplicar la ley por lo limitado de sus herramientas jurídicas y administrativas (o incapacidad institucional). Cierto también hay muchos gobiernos que no hacen su chamba o, peor aún, son parte del problema al ser corruptos.

Y hablando del tema, desde hace años que algunos gobiernos municipales exponen a ciudadanos que no pagan su predial publicando la lista de deudores ya sea por internet o en paredes del palacio municipal. Nadie se ha pronunciado de manera consistente porque le están violando sus derechos humanos al ser exhibidos públicamente.

Sé que en México tenemos gobiernos gandallas y corruptos y que darles más poder, y sobretodo discrecional, espanta. Sin embargo este hecho no debe de cegarnos en la búsqueda de soluciones. Además hay de poder a poder, y el de Periscope no va más allá de exponer a un ciudadano que merece moralmente (por ahora) ser expuesto por violar la ley en una vía PÚBLICA (con mayúsculas) y que por lo tanto todo lo que pasa en ella es público. Si violas la ley, te arriesgas a que tu “honor” sea manchado masivamente, eso sí, luego que tú lo manchaste primero al violarla.

No matemos a Periscope (u otra herramienta similar), ni tampoco a su mensaje (combatir impunidad).

La vergüenza pública a través de Periscope parece ser una efectiva arma coadyuvante a la que podemos acceder para hacer cumplir la ley. No la condenemos. Mejor regulemos Periscope para que no se abuse en su uso o se denigre injustamente (en el proceso de elaboración de la nueva Constitución de la CDMX se puede incluir la regulación de este tipo de tecnologías y herramientas). Aprovechemos todo lo que tengamos a la mano para aplicar la ley velando también por el bien común y no solo el privado. A México le hace mucha falta este tipo de visiones. Por ello no matemos a Periscope (u otra herramienta similar), ni tampoco a su mensaje (combatir impunidad).

En Xataka México | EPN; el sexenio de las redes sociales

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