México es desde la década de los 60s un país que manufactura y exporta con mucha calidad miles de productos de prácticamente todas las industrias habidas. Ejemplo de ello es el reciente crecimiento exponencial en las industrias aeronáutica y automotriz. Antes lo fue (y lo sigue siendo) en televisores, lavadoras, computadoras, smartphones (BlackBerry en Guadalajara) y hasta tractores.
En la tecnología también tiene algo de historia. En mi ciudad natal (Saltillo) operó durante los 90s un gran centro de desarrollo de software de Ericcsson que sentó bases para que florecieran algunas pequeñas desarrolladoras de software. Hoy la misma Guadalajara al igual que Monterrey son un hervidero en este rubro. Pero la pregunta es ¿dejaremos de ser mayormente manufactureros para balancearlo con la creación y/o desarrollo de tecnología?.
Conforme la electrónica va dominando a la mecánica, la tecnología se va haciendo más relevante en nuestras vidas diarias y ya no digamos de una empresa. Pero así como la tecnología no se le da a cualquier persona, es decir crearla o desarrollarla, tampoco se le da a cualquier país. México, lamentablemente, todavía no se encuentra en la elite de creadores de tecnología.
De nuestro país no han salido los desarrollos tecnológicos más deslumbrantes de los últimos años como los chips o pantallas, donde los coreanos son los campeones. Tampoco hemos generado las apps que están revolucionando actualmente la interacción de las personas con servicios, como si lo han logrado EE.UU. o Israel. No estoy diciendo que no seamos capaces de ello, pero para crear tecnología es necesario la suma de muchas condiciones como la capacidad citada pero también de un marco regulatorio apropiado, buenos proveedores, universidades de altura, servicios públicos eficientes, seguridad pública y otras condiciones más en los que aún seguimos quedando a deber.
Ubicándonos en nuestro lugar
México no tiene por qué aspirar a querer ser una potencia tecnológica para ser un país desarrollado. Holanda, Dinamarca y Singapur no lo son pero si son de primer mundo por diversas razones. Obviamente ser una potencia en este rubro tiene sus beneficios y muchos. Pero lo que si debe tener claro es a dónde quiere llegar en el tema o, dicho de otra forma, que rol quiere jugar en un mundo cada vez más tecnológico.
El país cuenta con una Estrategia Digital Nacional (EDN) elaborada por el actual gobierno federal. No es la primera “hoja de ruta” que tenemos pues desde el gobierno de Zedillo (1994-2000) se han elaborado documentos similares cada seis años. En el tercer párrafo de la página 9 de dicho documento se dice lo siguiente:
El propósito fundamental de la Estrategia es lograr un México Digital en el que la adopción y uso de las TIC maximicen su impacto económico, social y político en beneficio de la calidad de vida de las personas.
Lograr dicho propósito es una tarea titánica y con muchas aristas conceptuales y programáticas que obviamente no se citan en la EDN. Y no se trata sólo de adoptar y usar sino también de crear o desarrollar. Además exigir al gobierno que todo ello suceda es iluso. Lo que sí podemos exigirle son dos cosas; a) que cumpla con su parte (definir un marco regulatorio, ser eficiente, etc.), es decir generar condiciones necesarias y suficientes y b) no entorpecer a la creatividad. ¿Los gobiernos federal, estatales y municipales están haciendo su parte?.
Del Man-Mex al Techs-Mex
Según datos del MIT a 2012 el valor de nuestras exportaciones rondaba los 350 mil millones de dólares y alrededor del 30% de esto corresponde a manufacturas. De dicho monto el 5.41% corresponde a computadoras, el 5.41% a monitores y un 2.9% a teléfonos. El crecimiento del sector manufacturero se ha mantenido fuerte (3.7% en 2014 según cifras del INEGI) por varias razones. En un artículo reciente la consultora Stratfor, y algunas otras, lo atañen a su apertura comercial y al fuerte vínculo comercial con EE.UU., lo cual no es ninguna sorpresa.
¿Pero qué hay del crecimiento de la industria tecnológica en México? Según cifras oficiales anda rondando el 10% anual, una cifra muy respetable. Según varios artículos que he leído recientemente esta industria vive un muy buen momento. Pero regresemos un par de años atrás. Un artículo de Mónica Ortiz de mayo de 2013 y publicado en el portal KPBS señaló que la industria tecnológica estaba creciendo por entonces tres veces más rápido que el promedio global (no cita datos más precisos).
En el artículo se cita como México le ha ido ganando terreno a China e India como proveedor de servicios de tecnología a EE.UU. y además cita varios casos de empresas mexicanas que generan tecnología por sí mismas como la ya muy conocida, afianzada y enorme Softtek y la pequeña como Publish 88. En el artículo se citan dos de los retos que tiene México para hacer que la industria florezca aún más; capital humano insuficiente (el que hay se va a la manufactura) y una sólida base de financiamiento pues los bancos son muy conservadores.
Pero esto fue hace dos años así que retomemos ahora dos muy buenos artículos sobre el mismo tema y publicados días atrás. El primero es de Omar Téllez y publicado por el sitio especializado en tecnología Techcrunch. Aunque no se enfoca en México sino en Latinoamérica no deja de ser muy ilustrativo. En su artículo Téllez señala de entrada que no es casualidad que Mark Zuckenberg, creador de Facebook, haya elegido Latinoamérica (Bogotá, específicamente) para llevar a cabo su primera reunión informal con el público fuera de EE.UU. en lugar de Londres, Madrid, Beijing o Seúl.
Téllez relata que el hemisferio latinoamericano vive un buen momento en el sector de la tecnología y añade como sus habitantes se están familiarizando con ella y con lo que puede brindar a través de las redes sociales y otras aplicaciones. Téllez, quien es un emprendedor y empresario en el sector tecnológico, describe algunas recomendaciones a sus colegas que quieran hacer negocios en la región; considera a los operadores móviles pues son muy poderosos, alíate con medios y gobiernos locales, utiliza redes sociales, entre otros.
El tercer artículo que quiero comentar y ya enfocado en México es el también recién publicado por The Economist y que tiene un muy creativo título (“Startups in Mexico; Techs-Mex”) cuya última parte juega con la palabra “Tex-Mex”. El artículo igualmente cita algunos casos de startups mexicanas (Voxfeed es una de ellas) que se enfocan en proveer tecnología a industrias con ineficiencias operativas. Comenta también como Guadalajara ahora exporta 25 veces más tecnología que Tequila.
Y es precisamente éste el mensaje (y recomendación) de The Economist; en lugar de buscar ser el próximo hit mundial en el rubro, los emprendedores tecnológicos mexicanos deben enfocarse en ayudar a las industrias y empresas del país a ser más productivas, pues en este rubro todavía hay grandes oportunidades toda vez que nuestros sectores económico, gubernamental y productivo siguen estando muy alejados de la tecnología.
El artículo de The Economist puede interpretarse como dejar de ser netamente un Man-Mex (manufactura) para también llegar a ser un Techs-Mex (tecnología) o dicho de otro modo; ya no sólo fabricar autos, sino también diseñarlos pero satisfaciendo necesidades muy puntuales (no se puede competir contra un GM o Toyota). Sólo entonces es cuando tendremos posibilidades de ubicarnos junto a los países élite de la tecnología como Taiwán, Japón, Corea del Sur, Israel, EE.UU., etc.
México y su futuro con la tecnología
Recién regreso de una estancia en Japón de dos semanas. En los últimos diez años he ido una vez al año y en esta ocasión no encontré algo que me reafirmara la potencia que sigue siendo en el ramo tecnológico. Muchas de sus industrias de este ramo están bajo el asedio de los chinos, coreanos y taiwaneses. Sony, Sharp, Sanyo, Panasonic y otras famosas enfrentan enormes retos de sobrevivencia y de ser líderes en bienes tecnológicos de consumo ahora se están convirtiendo lentamente en proveedoras de partes de las nacientes líderes (Apple, Samsung, Xiaomi).
Y aunque esto no es un escenario apocalíptico para los japoneses pues siguen elaborando productos tecnológicos que solamente ellos saben hacer (la empresa Murata y su chip EMIFIL para remover ruido en dispositivos electrónicos es un ejemplo), el mensaje es que competir en el rubro de la tecnología es muy demandante en recursos humanos, financieros, materiales y técnicos.
Nuestro país no está en el hoyo en este tema. Basta con realizar una simple búsqueda en Internet para darse cuenta del buen número de notas, artículos y reportajes sobre México y su dinámica tecnológica. Con frecuencia se anuncia la llegada de nuevas empresas de tecnología o que hacen un intenso uso de ellas (Amazon, eBay, AT&T) o bien de la expansión en el país de las ya existentes (Softtek, Infosys, IBM, Oracle, Motorola, Netflix). Igualmente sabemos de premios que ganan mexicanos en robótica, mecatrónica o nanotecnología.
En medio de este escenario el mexicano común se convierte en un “homo mobilis” u “homo phone” gracias en parte a las 104 millones de líneas móviles de las cuales el 42% tiene acceso a Internet vía smartphone. El constante desarrollo de los clúster tecnológicos en Guadalajara, Monterrey, Querétaro y Aguascalientes es una realidad que llama la atención de inversionistas y prensa internacional. Diversos programas públicos-privados como Leanstarups MX también suman.
Todo ello son hechos de aliento a pesar de los serios desafíos que enfrentan nuestras ciudades, de la terrible desigualdad social que padecemos, de los ineficientes servicios públicos, de la rampante corrupción e impunidad y otros vicios sociales que nos impiden despegar no sólo en el rubro tecnológico sino como país. Y lo curioso es que es también con tecnología como podemos irnos deshaciendo de tales vicios y problemas crónicos.
Imagen portada: Yuri Samoilov
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