Bethesda y PlayStation tenían preparadas un par de exclusivas en consolas antes de que el estudio fuera comprado por Microsoft, el primero fue el premiado ‘Deathloop’ y ahora es turno de ‘GhostWire: Tokyo’, el nuevo título de Tango Gameworks.
Ya pudimos jugar el exclusivo de PS5 y los resultados son positivos, recordándonos a juegos como ‘Bioshock’ apostando por la primera persona, pero con dinámicas que no son tan comunes en la actualidad.
Una historia que desaparece como la niebla
El título es muy directo desde los primeros minutos, la trama es sencilla, una misteriosa niebla invade Shibuya y sus alrededores provocando que toda la población se desvanezca sin explicación alguna. Nuestro protagonista es Akito que se salvará de la niebla al ser poseído por KK, un detective que compartirá su cuerpo para intentar resolver el misterio.
El malo de la película es Hannya, un personaje que casualmente tiene tiempo persiguiendo KK, por lo que tendremos pistas para intentar dar con él. Lo interesante del planteamiento es la relación de Akito con KK, ya que existe un choque generacional y constantes conflictos por su forma de actuar ante las situaciones.
Por otro lado, existe una incógnita entre Akito y su hermana que es raptada de una manera misteriosa. En general la trama es muy sencilla y no busca ser tan profunda, pero sí logra que el factor de la diversión y el misterio se encuentre presente.
El problema es que la narrativa no se aprovecha con el planteamiento original, con el paso de las horas sentimos que se avanza muy poco en toda la trama, las respuestas que buscamos aparecen, pero no resuelven todas las dudas, inclusive pueden generar hasta más. Al final la historia no será el motivo por el que tendremos que jugar el título.
Shibuya, el corazón del juego
El protagonista del título no es Akito ni KK, se trata de Shibuya, el barrio ubicado en Tokio donde se desarrolla todo el misterio. La recreación es espectacular, sin importar las misiones ni los objetivos secundarios, pasear por toda la zona es espectacular.
Estamos ante edificios modernos gigantescos, para tener a un lado pequeñas casas y negocios que logran representar parte de la cultura japonés y hasta del estilo de vida. Entrar a los pequeños departamentos, conocer las decoraciones, inclusive hasta las tiendas, es una recreación llena de amor.
Ya les contamos un poco de la trama que desarrollará las misiones principales, pero como en todo mundo abierto tendremos misiones secundarias y para nuestra sorpresa, esto es lo más divertido. Realizaremos objetivos tan sencillos como saber por qué existe una fuga de agua, hasta adentrarnos en leyendas de la mitología japonesa y elementos tan extraños cómo podríamos imaginar.
Parte de su magia es que dichas actividades secundarías también sirven a la perfección para explorar zonas que no conocíamos por seguir el ritmo de la historia. Por fortuna no tendremos que ir entregando cosas de un punto a otro, en muchas ocasiones se puede sentir hasta un juego diferente.
En algún punto sentimos que el estilo de mundo abierto de Shibuya tiene ciertos elementos de Ubisoft, con una zona repleta de iconos que puede ser abrumadora, con santuarios y puertas que debemos de limpiar o los enemigos para purificar. En ese aspecto tendremos cierta libertad para explorar muchos puntos, pero es necesario seguir avanzando en la historia para desbloquear elementos claves.
Parte de los coleccionables son espíritus que podemos “absorber” para transferirlos en alguna de las tantas cabinas telefónicas de Shibuya, eso nos dará puntos de habilidad para desbloquear más elementos, además de tener una cantidad limitada de espíritus que podemos llevar en un inicio, por lo que es necesario tener cerca una cabina.
La interacción con los perros es fabulosa, con algo tan básico como acariciarlos, hasta la posibilidad de escuchar sus pensamientos o alimentarlos para que nos muestren algún secreto como agradecimiento.
El diseño de niveles es grandioso, con la posibilidad de ingresar a algunos edificios, transportarnos a las azoteas entre otros elementos. Siempre tendremos que explorar hasta el rincón más pequeño.
Si mezclamos parte de las misiones secundarias con la campaña del juego, sin duda nos llevarán unas 25 horas para completarlo, si queremos completarlo al 100%, deberemos invertir mucho tiempo más, por la cantidad de espíritus que debemos rescatar.
Golpeando espíritus
Ahora vamos con el combate como una pieza crucial del juego, en un inicio la ciudad estará bloqueada por neblina que tendremos que despejar limpiando santuarios o puertas torii, eso eliminará la corrupción de la niebla, el problema es que tendremos enemigos por todas las calles.
Aquí es donde el juego mezcla varios estilos de combate, en un inicio puede parecer un shooter por la posibilidad de disparar a larga y corta distancia, además de tener los golpes cuerpo a cuerpo, para ello contaremos con diferentes elementos mágicos que se adaptan a cada enemigo: viento, agua y fuego.
Para poder utilizar los poderes necesitaremos elementos etéreos que siempre se encuentran en las calles, pero en algunos combates tendremos que administrar nuestros recursos, ser lo más preciso posible o simplemente recurrir a los golpes cuerpo a cuerpo.
En este punto es donde entra el árbol de habilidades y elegir opciones como recibir recursos al eliminar enemigos, al hacer un bloqueo perfecto entre otros. Se siente dinámico y muy interesante en un inicio, es un estilo de juego que no se explora tanto actualmente.
Después de varios golpes nuestros enemigos se debilitan tanto que expondrán su centro, en ese momento tendremos que ejecutarlos para recuperar dicho núcleo y hasta elementos etéreos. El problema es que cuando los ejecutamos a larga distancia, tendremos una fracción de tiempo en la que nos encontraremos vulnerables a los ataques de otros enemigos, tenemos que ser muy inteligentes. Aclaramos que tampoco estamos ante un juego tan complejo.
Cada enemigo es diferente, tendremos desde los lentos, los que se pueden cubrir con un paraguas, otros que correrán directamente hasta atacarnos o los más pesados que necesitarán muchos golpes. Con el paso de las horas aparecen más enemigos y deberemos usar talismanes que los podrán paralizar, el juego sigue creciendo y se hace más divertido.
Existe un problema, llega un punto en el título donde ya no aparecerán enemigos nuevos y por nuestra experiencia seremos muy fuertes, en ese punto se hace muy repetitivo el sistema de combate. Los combates contra los jefes no se aprovechan tanto y es probable que nos emocionamos más que en zonas “normales”.
Alejarnos de las tendencias
En el apartado técnico tenemos un trabajo espectacular con la ciudad, no solo en un tema artístico, también técnicamente. Las texturas lucen muy bien, acompañado con los efectos de luz. También es cierto que en ocasiones notaremos popping en los reflejos que contrastará con todo el trabajo.
Destacamos los tiempos de carga que son mínimos, solo tendremos una pantalla difundida en negro cuando entremos a un edificio, pero no es nada que se sienta molesto. También es el primer juego que cuenta con cinco diferentes modos visuales, desde los clásicos 60 cuadros, pero con gráficos “limitados”, los 30 cuadros con ray tracing hasta modos para V-Sync.
El modelado de los enemigos es otro de sus puntos más fuertes, diseños fantásticos, cada uno con elementos visuales que los hacen diferentes, más allá de sus ataques. Es sin duda un trabajo espectacular.
El título cuenta con doblaje latino y el resultado es bueno con las dos voces principales generan conversaciones muy interesantes. Consideramos que al ser un título con una cultura japonesa muy fuerte, escucharlo con sus actores originales también es muy atractivo.
En cuestión de música se aprovecha mucho del jazz en la ciudad, pero también de sonidos cotidianos como la lluvia o hasta el viento que puede golpear de manera diferente por los objetos que tengamos al lado. Un elemento que puede mejorar mucho.
‘GhostWire: Tokyo’ hace un trabajo único por involucrarnos en Shibiuya, es divertido y entretenido, ideal para “alejarnos” de esos grandes juegos que se encuentran en tendencia y simplemente pasear por la ciudad y enfrentarnos a espectros.
No estamos ante uno de los mejores juegos del año, pero sí ante una franquicia con un potencial gigantesco para una segunda entrega que nos tendrá una propuesta que se aleja al resto.
